Entrevista a Eduardo Miura Martínez: El presente y futuro de los toros Miura en las ferias españolas

La conversación con Eduardo Miura Martínez revela mucho más que datos sobre una ganadería centenaria. En cada palabra se percibe el peso de una responsabilidad histórica, el orgullo de pertenecer a una estirpe que ha marcado la historia del toreo español y la consciencia de que el nombre Miura representa un compromiso ineludible con la tradición, la bravura y la exigencia. Desde las dehesas de Lora del Río hasta las plazas más emblemáticas de España y Francia, los toros de esta casa llevan consigo un legado que atraviesa generaciones y que sigue despertando respeto, admiración y, en ocasiones, cierto temor reverencial.

La legendaria ganadería Miura y su tradición en el toreo español

Historia y características distintivas de los toros Miura

La ganadería Miura celebra nada menos que ciento setenta y cinco años de historia familiar ininterrumpida. Fue Juan Miura quien fundó esta casa en el año mil ochocientos cuarenta y dos, aunque oficialmente la antigüedad se registró el treinta de abril de mil ochocientos cuarenta y nueve. Desde entonces, el nombre Miura se ha convertido en sinónimo de toro bravo en su expresión más auténtica y desafiante. Los ejemplares de esta ganadería destacan por su presencia física imponente: animales altos, largos, con abundante cuello, una cara seria que transmite carácter y unas reacciones que pueden sorprender al más experimentado de los toreros. No se trata únicamente de animales grandes, sino de ejemplares con una personalidad definida que exigen al torero decisión, templanza y capacidad para mantenerse en la cara del toro durante toda la faena. La bravura en el caballo es un rasgo que se busca con especial atención, así como la capacidad de hacer la lidia en un terreno reducido y transmitir emoción en la muleta. Estas características provienen de la raíz Vistahermosa, tronco común de la mayoría de las ganaderías bravas actuales, pero cada casa le imprime su propio carácter. En el caso de Miura, ese carácter es inconfundible.

El legado familiar de Eduardo Miura Martínez en la cría brava

Ser ganadero de Miura implica asumir una responsabilidad que trasciende lo meramente empresarial. Eduardo Miura Martínez, junto a su hermano Antonio, lleva las riendas de una casa que ha visto pasar seis generaciones dedicadas a la crianza del toro bravo. La entrevista realizada por Luis Pla Ventura en junio de dos mil diecisiete permite conocer la filosofía que guía el trabajo diario en las dehesas. Eduardo reconoce que mantener el legado familiar no es sencillo, especialmente en un contexto donde la fiesta taurina enfrenta múltiples desafíos. Sin embargo, la pasión por la afición y la entrega al campo son los pilares que sostienen este esfuerzo. El futuro de la ganadería ya tiene nombre: Eduardo Miura Fanjul, de veintiocho años, hijo de Eduardo, quien está llamado a tomar las riendas y continuar una tradición que se remonta a más de un siglo y medio. Esta continuidad generacional es fundamental para preservar las líneas de sangre, las prácticas de selección y los valores que definen a la casa Miura. El ganadero afirma que no se puede refrescar la sangre con linajes externos, sino que se deben mezclar las líneas existentes para mantener la pureza y coherencia del encaste.

Presencia actual de los toros Miura en las principales ferias taurinas

Participación de la ganadería en las ferias de San Fermín y San Isidro

La ganadería Miura mantiene una presencia constante en las ferias más destacadas del calendario taurino español y francés. Madrid, Pamplona, Sevilla, Arles, Béziers, Céret y Bilbao son algunas de las plazas que esperan cada temporada la llegada de estos toros legendarios. En la prestigiosa feria de San Isidro en Madrid, la ganadería tiene confirmada al menos una corrida, con posibilidades de otra en octubre. Esta regularidad en las grandes citas demuestra que, pese a los años y las transformaciones del toreo, el público sigue demandando la emoción y el reto que supone enfrentarse a un Miura. La celebración del aniversario de los ciento setenta y cinco años incluyó un tentadero a campo abierto en Lora del Río, un evento que permitió a aficionados y profesionales del sector comprobar de primera mano el temple y las cualidades del ganado. Durante la temporada de dos mil dieciséis, Eduardo Miura describe los resultados como normales, destacando especialmente una corrida exitosa en Béziers. El ganadero afronta cada temporada con frialdad, sin celebraciones excesivas ni derrumbes ante los malos resultados, consciente de que el trabajo en el campo es un proceso de largo aliento y que la calidad del toro se mide en años, no en festejos aislados.

Relación entre toreros y el ganado de Miura en las plazas contemporáneas

Enfrentarse a un toro de Miura no es tarea para cualquier torero. Eduardo Miura subraya que quien decida lidiar uno de sus ejemplares debe tener decisión y capacidad para mantenerse firme en la cara del animal durante toda la faena. La leyenda negra que rodea a esta ganadería tiene una base real, construida sobre percances históricos con figuras míticas como El Espartero y Manolete, cuyas trágicas muertes quedaron asociadas al hierro de Miura. Sin embargo, la ganadería prefiere destacar los triunfos que sus toros han protagonizado en manos de toreros valientes y técnicamente dotados. El último matador en obtener un rabo en la Maestranza de Sevilla con un toro de Miura fue Ruiz Miguel en mil novecientos setenta y uno, una hazaña que sigue siendo recordada como ejemplo de lo que puede lograrse cuando la bravura del animal se encuentra con la valentía y el arte del torero. Eduardo reconoce que algunas plazas tratan a su ganadería con más cariño que otras, pero insiste en que el verdadero compromiso es con el público, con esa afición que espera ver en el ruedo un espectáculo auténtico, emocionante y respetuoso con la tradición.

Desafíos y evolución de la ganadería Miura en el contexto moderno

Adaptación de la cría y selección ante las nuevas demandas del toreo

La fiesta taurina ha experimentado cambios profundos en las últimas décadas. Los términos torismo y torerismo, que Eduardo califica como recientes, reflejan debates sobre el tipo de toro que debe lidiarse y el estilo de toreo que debe prevalecer. Para el ganadero, antes solo existían corridas de toros con diferentes características, sin etiquetas que dividieran artificialmente la esencia de la fiesta. Sin embargo, reconoce que la evolución es inevitable y que la fiesta se orienta hacia lo que el público demanda: un toreo más estético, posible gracias a un toro que lo permita. En este contexto, Miura se esfuerza por mantener las características distintivas de su ganado, pero adaptándolas a las exigencias actuales sin traicionar la esencia de la bravura. En los tentaderos, se exige un comportamiento equilibrado tanto en muleta como en caballo, buscando una nota media en ambos aspectos. El toro bravo debe ser acometivo, noble, con duración en la muleta y un buen comportamiento ante el picador. Esta búsqueda del equilibrio es clave para garantizar que el animal ofrezca una lidia completa y emocionante, capaz de satisfacer tanto a los puristas como a quienes buscan un espectáculo más visual.

La visión de Eduardo Miura sobre la lidia y el respeto a la tradición

Eduardo Miura es consciente de que la fiesta taurina enfrenta amenazas serias en la sociedad actual. La población está cada vez más alejada del mundo rural, la oferta de espectáculos es inmensa y existen movimientos organizados que se oponen frontalmente a la tauromaquia. En este panorama complejo, el ganadero reivindica la necesidad de defender la tradición sin cerrar los ojos a la realidad. Mantener el legado de Miura no significa anclarse en el pasado, sino preservar los valores de bravura, nobleza y dureza del toro bravo, al tiempo que se escucha al público y se adaptan los procesos de selección para ofrecer un producto coherente con los tiempos. La responsabilidad de ser ganadero de Miura es enorme, pero también es una fuente de orgullo. Cada corrida es una oportunidad para demostrar que la leyenda tiene fundamento, que el respeto que inspira este hierro está plenamente justificado. Eduardo insiste en que la ganaderíadera debe al público, y que su labor es garantizar que cada toro que salga al ruedo represente fielmente el nombre que lleva en el anca.

Perspectivas futuras para los toros Miura en las ferias españolas

Proyectos y objetivos de la ganadería para las próximas temporadas

De cara a las próximas temporadas, la ganadería Miura tiene previstas entre ocho y nueve corridas en plazas de primer nivel. Sevilla, Pamplona, Madrid, Arles, Céret, Béziers y otras ciudades seguirán contando con la presencia de estos toros legendarios. En Madrid, además de la corrida confirmada en San Isidro, existe la posibilidad de otra en octubre, lo que refuerza la relación de la ganadería con la plaza de Las Ventas, uno de los templos del toreo mundial. Eduardo Miura afronta estos compromisos con la misma frialdad calculada que caracteriza su gestión: sin grandes celebraciones previas ni desánimos ante los tropiezos. Sabe que cada corrida es una prueba, un examen público en el que se pone en juego el prestigio acumulado durante generaciones. Por eso, la selección del ganado es minuciosa, los tentaderos son exigentes y el seguimiento de cada animal es exhaustivo. La mezcla de las líneas de sangre existentes permite mantener la coherencia del encaste sin perder calidad ni carácter. Esta estrategia, que combina tradición y rigor técnico, es la que ha permitido a Miura mantenerse en la élite de las ganaderías bravas durante casi dos siglos.

El compromiso con la preservación de la bravura y calidad del ganado

El futuro de la ganadería Miura pasa por seguir criando toros que hagan honor a su nombre. Eduardo Miura Martínez deja claro que su compromiso es con la bravura, la nobleza y la dureza del toro bravo. No se trata de seguir modas pasajeras ni de adaptar el ganado a cualquier demanda del mercado, sino de mantener una identidad que ha sido construida pacientemente a lo largo de ciento setenta y cinco años. El ganadero reconoce que ser ganadero requiere afición y entrega, dos cualidades que él y su familia han demostrado generación tras generación. La llegada de Eduardo Miura Fanjul a la responsabilidad de la ganadería garantiza la continuidad de esta filosofía. La leyenda de Miura no se construyó de la noche a la mañana, ni se mantendrá sin esfuerzo constante. Cada tentadero, cada tienta, cada decisión de selección es un paso más en la construcción de un legado que trasciende lo económico y se sitúa en el terreno de lo cultural y lo simbólico. En un mundo donde la fiesta taurina enfrenta múltiples desafíos, la ganadería Miura representa un bastión de autenticidad, un recordatorio de que la bravura no es negociable y de que el respeto a la tradición es la mejor garantía de futuro.


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